No desaparece este mar.
Este mar, este no-mar.
Esta innombrada luz de
muerte,
de caminos que llegan a mí.
Selvas, cuerpos, luces, savia.
Váginas impuras volviendo
a las gargantas de la
tierra negra.
Y los colores gritando
en los ventanales de
yerba,
de dharma, de doncellas.
Y las raíces de esta tierra
desteñida por tu sangre.
Se apaga el frío,
morirán mis fémures
pero no mi cráneo.
18.3.09
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